Como siempre, empieza la jornada subiendo en el tren hasta Cotos. Desde allí por el camino hasta el Mirador de la Gitana, donde aprovechando el día magnífico, se disfruta de las vistas sin problema.
Continuando por el camino y dejando atrás el cobertizo del depósito sigue la ruta con su ascensión, desde aquí las vistas son simplemente maravillosas y únicas.
Aunque de vez en cuando haya alguna cosa que enturbia el paisaje. De verdad, que aunque sea materia orgánica biodegradable, no es su sitio. Insisto, todo lo que sube a la montaña debe bajar de ella. Si no está ahí, simplemente no debe quedarse.
Supero la primera bifurcación, a la derecha continúa un camino hacia la Laguna Chica pasando por la Peña los Quesos. Sigo subiendo y tras unas pequeñas eses y superando la cota 2000 un poco más arriba y por fin dejo el camino de ascensión a la Hermana Menor, con sus pronunciadas eses y me desvío por la planicie hasta el refugio.
El paseo por esta pradera es sencillamente delicioso. Atravesado por diversos arroyos, alfombrado de una vegetación blanda y esponjosa, hay que prestar especial atención y respetar al máximo el entorno y para ello es primordial no salirse del camino marcado.

La verdad es que cuando me paro a verlo detalladamente, impresiona su solidez. Su fuerte y tosca construcción pétrea infunde seguridad en este entorno. La tranquilidad que aquí te rodea, relaja el espíritu y anima a disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor.
Después de un breve descanso y darle uso a la cámara, inicio el descenso por la parte de la laguna. Si la subida es deliciosa, la bajada es espectacular. Bajando con cuidado por la pendiente seminevada todavía, me sorprende el rumor de agua, el nacimiento del arroyo debajo de unas rocas, produce un sonido espectacular y delicioso, armonioso e irregular. Todo como sólo la naturaleza puede hacerlo.
Siguiendo ya la ruta marcada desde la Laguna Grande hacia la entrada al valle, llegamos al puesto de los vigilantes. Si desde arriba las vistas son espectaculares, no pierden nada en la toma ascendente.
Desde aquí sigo el Camino de la Laguna en sentido descendente hasta llegar al Mirador de la Gitana. Desde aquí otra vez por la pista hacia la zona de las pistas de trineos y el Centro de Interpretación. Un refrigerio en la terraza de Marcelino y al tren de regreso a casa. Otra jornada de enorme satisfacción a pesar de los sudores. Hasta la próxima.