Después de que mi amiga Paqui insistiera en ir a la nieve y tras cuadrar descansos, se pudo organizar una salida, más de domingueros que de montañeros, pero bueno. El caso es que como sabía del estado de la nieve, organicé una caminata desde Cotos al mirador de la Gitana, para después ir a Rascafría a dar una vuelta por el pueblo y comer allí.
Hoy toca coche y por lo tanto hay que llegar pronto o de lo contrario no habrá aparcamiento. Así que llegamos a una hora prudencial (tampoco es plan de levantarse a las seis) y aparcamos todavía bien aunque ya bastantea abajo en la explanada del parking. Mi amigo estrenaba bastones y había que usarlos. Al pasar por la parada del bus, tras avisar a las dos consortes que iban de casquera, primera caída, mi otra parte contratante pisó donde les había indicado que no lo hicieran y dió con sus huesos en el asfalto. Primeras risas. Empezamos a subir la todavía muy des0pejada explanada de los trineos y la sección femenina del grupo empieza a notar que lo de andar por la nieve no es como ir de escaparates, cuesta avanzar por lo helado del suelo y hay que estar atentos.
El caso es que después de admirar el paisaje desde el mirador, las chicas se envalentonaron con seguir un poco más arriba, así que como donde hay patrón, no manda marinero, para arriba. Seguimos subiendo y disfrutando del buen día que hacía, la poca gente que transitaba por allí y las maravillosas vistas que siempre nos brinda esta zona.

Ya que era pronto para comer, estuvimos dando una vuelta por el pueblo, tras ingerir unas cervecitas en una terraza donde disfrutamos del buen día que hacía, y con la información sacada de

El camino es fácil y aunque había bastante gente, se podía admirar la belleza del lugar, ya que imaginamos que en verano debe estar con overbooking total. El agua baja limpia y cristalina, y bastante fresquita. Después de pasear un poco por allí, vuelta por el camino hasta cruzar en sentido inverso el Puente del Perdón, otro vistazo a las ovejas negras que pastan tranquilamente y al coche, no sin apuntar en la agenda otra salida para ir hasta la Cascada del Purgatorio. Pero eso será otro día.