sábado, 24 de febrero de 2018

Por fin la nieve

     Por fin la nieve. Después de tres intentos fallidos de subir a pisar nieve, ya toca. El día espléndido entre estas borrascas que nos barren día sí, día también.
     Como es habitual, punto de partida, estación de Cercedilla, subida en tren hasta Cotos y desde allí a caminar.
     Hoy toca estrena un nuevo juguete. Regalo de Reyes. El nuevo GPS para no perderme. De momento debo aprender a usarlo, que aunque ya he utilizado las apps para el móvil, esto tiene más chicha y quiero sacarle todo el jugo, así que de momento lo pruebo con rutas conocidas y aprendo a grabar mis propios tracks.
     Tras contrastar al información del estado de la nieve en la zona del Zabala, con las chicas del Centro de Interpretación, decido dirigirme alli y a ver como se da el día, llevo mucho tiempo sin hacer nada y creo que eso lo notaré.


     Como esperaba y deseaba, hay bastante nieve acumulada, y tal y como me dijeron en el Centro de interpretación el hielo es prácticamente continuo en el camino, hay algún valiente o insensato que sube sin calzado apropiado, pero la mayoría subimos con esquís, raquetas o crampones.
     Al ser día laborable la afluencia de visitantes es menor y eso posibilita disfrutar mejor del entorno.
     La subida hasta el Mirador de la Gitana es cómoda aún en este tiempo y se disfruta de ella. Al llegar aquí, ya es hora de calzarse las raquetas y continuar subiendo, en las zonas de sombra el hielo es duro y dificulta la marcha.  La ruta está sin aglomeraciones y se puede saborear el paisaje con tranquilidad, a la vez que tomo resuello. Sigo la senda marcada en la nieve por otros "ruteros" que difiere bastante de la marcada por el gps, pero al estar todo nevado y con una buena capa de nieve entiendo que no atenta contra la flora del lugar. Lo malo de esto es que el primero que subió y marcó el camino, lo hizo "todo tieso", y en la última parte de la subida hasta la bifurcación del camino, la rampa es pronunciada.  Me cuesta pero merece la pena.
     Al llegar a este punto, dejo la subida y entro en la senda que suavemente te lleva hasta el refugio.


     Aquí recuerdo que en verano se ven los carteles advirtiendo de no salirse del camino para no deteriorar el entorno. Ahora el camino lo haces tú. Hasta que encuentro un agujero en la capa de nieve que coincide con uno de los arroyos que cruzan esta zona y que disponen de puentes de madera para cruzarlos. Ando con cuidado de no meter el pie donde no deba y llego a mi destino.

      Hoy hemos coincidido en esta meta varios "peregrinos", el entorno está poblado y busco un lugar para comer. Una vez acomodado doy cuenta del menú, y mientras, aprovecho para hacerme una infusión de té con nieve virgen (un capricho que me doy), y que sirve para calentar la tripas.
     A estas alturas la zona empieza a tener overbooking. Ha llegado una excursión colegial con dos profes que intentan tener al rebaño controlado, aunque con la edad que aparentan (14-15 años) es tarea complicada.
     Esto es lo peor que tiene nuestra Sierra, la facilidad de acceso, que da pié a la creencia de que es como ir al Parque del Retiro. No se la toma con la seriedad que merece y no se tiene en cuenta la fragilidad de su ecosistema.  No lo digo por las excursiones en sí, sino porque la gente sólo ve campo, sin pararse a valorarlo muchas veces como se merece.
     Bueno una vez recogido todo y con los desperdicios en una bolsa, empiezo el regreso. Repito a la inversa el camino de subida, y llego a la explanada del inicio, junto a la parada de bus. Allí parece que se han concentrado todos los niños del mundo. Hay una invasión de pequeños riendo y gritando, disfrutando, en el sitio adecuado, de trineos nieve y demás.
     Hoy fué jornada más corta de lo previsto, lo que me alegra, pues no invertí en la subida mucho más del tiempo estimado en las indicaciones del camino. Vuelta a casa y a pensar en la próxima.


No hay comentarios:

Publicar un comentario